40 años de la dimisión de Adolfo Suárez que cabreó a Don Juan Carlos

 

40 años de la dimisión de Adolfo Suárez que cabreó a Don Juan Carlos

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"¿Qué se hace para cambiar al presidente?", preguntó impasible Don Juan Carlos tras el anuncio de Suárez, su cómplice en la Transición. Con el tiempo, retomaron la amistad

Suárez y Don Juan Carlos fueron muy amigos
Suárez y Don Juan Carlos fueron muy amigos

El pasado 29 de enero, se cumplieron 40 años de la dimisión de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno en 1981. La víspera, fue a Zarzuela a comunicar su decisión al Monarca, al que hacía años le unía una estrecha amistad, tanto que a solas le llamaba Juanito. Al salir de su despacho, comentó con amargura a Fernández Campo, jefe de la Casa Real: "Sabía que tenía enfrente a los militares, al Psoe, a mi partido, pero ahora, Sabino, tengo también al Rey en contra mía".

A principios de los 80, los

militares no perdonaban a Suárez haber legalizado el PCE y sufría además
el acoso del PSOE
y de los barones de UCD. Según Fernández Campo, "el Rey comenzó a ser sensible a estas críticas y Adolfo, que percibía su enfriamiento, me comentó:
'Antes el Rey me daba abrazos muy afectuosos
, pero ahora se muestra muy distante conmigo'. Tanto que cuando le comunicó su dimisión, lejos de intentar disuadirle, se limitó a preguntar a un ayudante: "¿Qué hay que hacer para sustituir al presidente?"

Tensión impensable en dos personajes que
habían sido uña y carne,
tanto que juntos pergeñaron ese proyecto para pasar de 40 años de dictadura a una democracia plena sin derramar una gota de sangre llamado transición. Tenían gran química personal, pues eran hombres hechos a sí mismos: "El Rey y yo
somos chusqueros de la política
", bromeaba Suárez. Se refería a la difícil trayectoria del monarca en medio del fuego cruzado entre Franco y Don Juan, enemigos irreconciliables. También a la suya, un abogado nacido en el pueblo abulense de Cebreros, cuyo sueño por llegar a la cima pagó con una gran soledad lejos de los suyos: "Me clavaba clavos en las suelas para oír algún ruido".

Conoció al entonces Príncipe siendo gobernador civil de Segovia y simpatizaron tanto que cuando fue nombrado director de RTVE, se fajó en potenciar su imagen. Tanto que se negó a r
etransmitir la boda de la nietísima
de
Franco
, Carmencita, con Alfonso de Borbón, quien hacía sombra a Juan Carlos en sus aspiraciones al trono. Cuando en julio del 76 Suárez, entonces ministro del movimiento sin pátina democrática alguna, fue elegido presidente del primer Gobierno regio, cundió cierta decepción, pues se ignoraba que
era una apuesta personal del Rey
para dinamitar el franquismo. Tenían tal confianza que cuando fue a Zarzuela a jurar su cargo, el monarca se escondió en broma tras una cortina para darle un susto. Vencedor en las primeras elecciones democráticas de 1977, Suárez ganaba enteros ante Don Juan Carlos,
desplazando en influencia a Torcuato
Fernández-Miranda, el otro hombre del Rey.

Una de las últimas visitas del Rey Padre al político
Una de las últimas visitas del Rey Padre al político
A.S.I

Pero las cosas se torcieron, con el país sumido en gravísimos problemas. "
Adolfo aceptaba cada vez menos los consejos
del Monarca" reveló Sabino. Sus mayores desencuentros, según él, fueron el modo de llevar a cabo la legalización del PCE, "con la que el Rey estaba de acuerdo pero desaprobaba que engañara a los militares, que no lo perdonaron". Otro era el general
Armada
, uno de los cabecillas del golpe del 23F, quien "tenía gran influencia sobre el Rey, pero Suárez no se fiaba ni un pelo y tenía razón, pues le traicionó".

Tras su dimisión, Don Juan Carlos estaba tan enfadado que se planteó no concederle
el ducado de Suárez
, aunque recapacitó y se lo dio. El tiempo apaciguó las cosas: con la aplastante victoria socialista de 1982, accedió a la presidencia Felipe González, el jefe de Gobierno que mejor relación ha tenido con el Rey junto con Suárez. Este abandonó UCD para fundar el CDS, precursor del actual Ciudadanos, sin mucho éxito, por lo que
abandonó la política en 1991.
Su intención era volcarse en su familia, a la que no había podido dedicar demasiado tiempo, pero le esperaba una cadena de desgracias: en 1993 su primogénita
Mariam
, embarazada, fue diagnosticada de cáncer de mama, falleciendo en 2004, también en mayo de 2001 murió de cáncer su esposa
Amparo
Illana y en 2005 trascendió que Suárez padecía Alzhéimer, enfermedad que le privó hasta de recordar quien era.

Estas tragedias afectaron mucho a Don Juan Carlos, que olvidadas las rencillas
, había recuperado la amistad
con su alter ego de la Transición y se volcó con él. En 2008 le otorgó el Toisón de Oro, máxima distinción que fue a entregarle en persona a su chalet de La Florida. Según cuenta Suárez Illana, primogénito del ex presidente, Adolfo no le reconoció: "¿Tú quién eres?", preguntó al verle. "
Quién voy a ser, idiota,
pues tu amigo Juan Carlos", contestó el Rey. Suárez, como si recordara, le lanzó una gran sonrisa y el Monarca, cogiéndole cariñosamente del hombro, lo llevó a pasear por el jardín, icónica imagen que captó Suarez Illana.

Cuando el
mago de la Transición
falleció el 23 de marzo de 2014, Don Juan Carlos, muy entristecido, intervino por televisión. "
Mi gratitud es honda y mi dolor muy grande
" afirmó. Quizá esa pérdida, tres meses antes de su abdicación, significaba también el adiós a una etapa inigualable, en la que, como señala el epitafio de Suárez "la concordia fue posible".

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